Durante la Feria Nacional de Camélidos en Potosí (Bolivia), Andrea Choque Paco mira con orgullo a Maruja, la llama de variedad k’ara que ha traído de su localidad rural, Chaquilla, para representar al departamento de Potosí en la competencia nacional. Maruja ya es una campeona: ha ganado el primer puesto en su categoría en la feria municipal y el segundo puesto en otra competencia importante. “Las llamas son como hijas para mí”, dice Andrea.
Miles de familias bolivianas, especialmente en la región del altiplano andino, donde se encuentra Chaquilla, dependen de la cría de camélidos para subsistir. Las llamas, alpacas y vicuñas son una parte fundamental de los ecosistemas andinos, ya que proporcionan abono para el cultivo de tubérculos y quinua, fibras para tejidos de uso cotidiano y en eventos festivos y, por supuesto, carne con un alto valor nutricional.
Andrea es madre soltera y la menor de 18 hermanos, y sabe que las mujeres deben tener una gran determinación para poder alcanzar sus objetivos en un contexto en el que los hombres y las mujeres no gozan de las mismas oportunidades.
“Cuando éramos pequeños, mi madre siempre estaba embarazada. Estaba sola y nadie la apoyaba. Mi padre trabajaba muy poco y cuando volvía a casa se quejaba y nunca estaba satisfecho con lo que mi madre había hecho. Pero, ¿cómo podía hacer más? Cuando se ponía a hacer cualquier cosa, un niño lloraba y tenía que atenderlo”, cuenta.
Naturalmente, se esperaba que Andrea y sus hermanas siguieran los pasos de su madre. “Solo pude cursar hasta sexto grado y, cuando pedí seguir estudiando, mi padre dijo que no. Las mujeres tenían que ocuparse de la casa y solo los hombres debían estudiar”.
De hecho, Chaquilla es una localidad en la que habitan principalmente viudas, mujeres mayores y madres solteras. Muchos de los hombres han migrado a centros urbanos para trabajar.
Las hermanas y los hermanos mayores de Andrea son algunos de los que se han ido para forjar una nueva vida lejos del hogar. Andrea también migró en busca de mejores oportunidades, primero a la ciudad de Santa Cruz y luego a Chile, aunque su corazón permaneció en Chaquilla. “Yo no creo que sea mejor vivir en la ciudad, donde se nos discrimina y maltrata”, dice. “Para mí, es mejor vivir en el campo”.
Entonces, un día, su padre le pidió ser su heredera, ya que era la única hija que podía regresar.
Si bien, por lo general, son los hijos varones los que desempeñan ese papel, Andrea aceptó de inmediato y, como heredera de su padre, comenzó a ejercer una nueva función. Pasó a encargarse de mantener las tradiciones de la comunidad, y, al hacerlo, empezó a cambiar los paradigmas en cuanto a lo que las mujeres podían lograr.
Cuando el Programa de Fortalecimiento Integral de la Cadena de Valor de los Camélidos en el Altiplano Boliviano (Pro-Camélidos) llegó a Chaquilla, Andrea vio las posibilidades que se le presentaban inmediatamente. Esta iniciativa, respaldada por el FIDA y ejecutada por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia, tiene por finalidad mejorar la cría de camélidos en las comunidades rurales mediante inversiones en mejores prácticas de crianza y construcción de cercas y bebederos. Por medio de este programa, se están mejorando los medios de vida en todo el altiplano, especialmente de las mujeres.
FUENTE: FIDA (BOLIVIA) – JUAN MANUEL RADA